“EL CIELO ES EL LÍMITE”
Para muchos el inmueble ubicado en la Calzada México Tacuba 215 en el DF, alberga más que una escuela de educación media en el país.
Desde su origen y a lo largo de su historia, se destacan innumerables muestras de altruismo de todas aquellas personas que contribuyeron a la creación de esta Institución escolar; así como el trabajo invaluable de sus catedráticos que además de cumplir con las tarea de instruir sus asignaturas respectivas, se encargan de inculcar los valores indispensables para la formación de seres humanos íntegros y excepcionales.
Todos los que hemos formado parte de su historia, ya sea como alumnos, personal docente o administrativo y trabajadores, hemos sido testigos de la grandeza que distingue a nuestra Secundaria No. 15 Albert Einstein de otras escuelas; ya que en sus anécdotas se destacan innumerables ejemplos de rectitud, nobleza y compromiso con la educación de cada alumno que pasa por sus aulas.
Como alumno tuve la experiencia de estar dentro de la escuela en el terremoto del 19 de Septiembre de 1985, parado al centro del patio pude ver temblar los edificios de nuestra secundaria y que afortunadamente no sufrieron daños relevantes, salvo los talleres del fondo que tuvieron que ser reconstruidos posteriormente. Lamentablemente otras secundarias de la localidad no tuvieron la misma suerte y tuvieron que suspender sus clases para no arriesgar a su población estudiantil a un siniestro posterior.
Como era de esperarse y en una muestra de solidaridad característica de “la 15”, fuimos anfitriones de dos escuelas cercanas: la Secundaria No. 96 y la 120, cuyos grupos fueron acomodados en los laboratorios, talleres, auditorio y demás salones vacantes para tomar sus clases. En el periodo que compartimos las instalaciones con las otras dos secundarias, se debe destacar que a pesar de las clásicas rivalidades existentes (sobre todo con la 96) no se suscitaron riñas ni pleitos entre los alumnos; al contrario, todos fuimos ejemplo de una sobria madurez y solidaridad.
Podría llenar una enciclopedia con todas las experiencias vividas en mi paso por esa entrañable escuela; los mejores amigos de mi vida los conocí ahí, a quienes aun sigo frecuentando con regularidad a pesar del tiempo y la distancia; la ilusión del primer amor (y su respectiva desilusión también) las conocí dentro de “la 15”; los árboles de eucalipto del patio central fueron mudos y discretos testigos del primer beso en los labios que le robé a una novia.
Como ya era una costumbre, los grupos de tercero año de la Profesora Rosa María Blanqueto realizaban en el mes de diciembre la tradicional pastorela; como nuestro grupo 34-M no fue incluido, ya que nuestra titular de la materia era la Profesora Lourdes Escobar, decidimos presentar una pastorela alternativa, escribiendo nosotros mismos el guión. Fue un verdadero trabajo de equipo en el cual nadie quedó fuera, repartimos todo tipo de responsabilidades dentro de la obra; mientras unos diseñaban y elaboraban la escenografía y vestuario, otros coordinaban los ensayos y la revisión del sonido y luces.
A diferencia del formato tradicional de la pastorela de la Profa. Blanqueto; la nuestra fue chusca y la Profesora Lourdes Escobar sólo superviso los detalles y correcciones, dejando en nuestras manos la responsabilidad del trabajo. Esta confianza nos permitió disfrutar el proyecto que fue un éxito, enseñándonos a tener seguridad en nosotros mismos. Fue de tal agrado la obra, que el entonces Director de la Secundaria Profesor Genaro García Becerril, invitó al Sr. Max Shein y a otros benefactores de la Comunidad Israelita a ver la obra.
Al término y ya en camerinos, recibimos la visita del Sr. Max Shein para felicitarnos y decirnos unas palabras de motivación a seguir preparándonos académicamente; entre las palabras que nos dirigió recuerdo lo que después conocí como su lema, el cual al igual que todo lo que aprendí en mi querida 15 me ha servido para superarme en todos los aspectos de mi vida personal y profesional, comprendí que no hay fronteras para el conocimiento y la superación, lo que en aquellas palabras del Sr. Max Shein entendí que: “EL CIELO ES EL LIMITE”.