Jorge Avilés Maya Gen70-73 - Fuchiman
Me acuerdo de algo más, por ese entonces, no me se si fué en segundo ó tercero de secundaria, yo estaba en el Taller de carpintería y el maestro Mena (fuchimán), se enfermó creo que de algún problema renal, vayan a saber, pero el hecho es que no consiguieron un sustituto, y duró incapacitado por 2 a 3 meses, fué un diablal de tiempo.
Y para la escuela era una amenaza dejar a chavos sin supervisión en el taller con todas las herramientas y maquinaria y con el brío y picardía que nos caracterizaba. Por tanto, se acuerdan que el taller eran 3 horas seguidas después del descanso?, bien pues nos dejában salir a la calle, y por tanto ya no regresabamos hasta el otro día por la mañana. Entonces al no saber en casa de ese tiempo libre, y si pasaban por algunos de nosotros hasta las 14 horas, (que era mi caso), eran 3 horas libres para todo lo que se pudiera.
Uno de los pasatiempos favoritos era con un boleto del metro, recorrer las 3 líneas existentes, y por tanto concí todo el metro desde tacuba a taxqueña y la línea 3 desde principio a fín.
la línea uno no la recorría xq era poco mas peligrosa y esa me llevaba a casa, no me fuera a encontrar algún conocido que rajara que me había visto y entonces sí se me acababa la diversión. La estaciones del metro que van por fuera hasta taxqueña eran las más divertidas xq nos permitían conocer la ciudad por allá.
Nos brincábamos de vagón en vagón en cada estación jugando a hacerlo cuando sonaba la chicharra de cierre de puertas; en una ocasión perdí un zapato mocasín que me atrapó la puerta al cerrarse y me tuve que regresar a encontrarlo y que creen???. .... un policía lo tenía y junto con una santa regañiza, me lo devolvió.....eran otros tiempos.
Otra era ir a jugar frontón a mano, a espaldas del estacionamiento del Hospital Rubén Leñero ahí a media cuadra por donde pasaba el tranvía, ( con el paso del tiempo quien iba a decir que yo iba rotar en mi internado de pregado por dicho nosocomio ), había una pared que se ponía de modo para eso, y una banqueta suficientemente ancha, pero sí en ocasiones eran tal los golpes que la pelota llegaba hasta la calle con el peligro de que nos atropellaran, pero nunca pasó nada. Volávamos la pelota al patio del Hospital y luego de ya varias voladas pediamos permiso al policía de la entraba quien buena onda nos permitía pasar por ellas, a veces encontrábamos mas de las que había volado y teníamos un bonche para muchos juegos.
Viajar de mosca en el tranvía hasta Tacuba, en fín travesuras inocentes y bienafortunadas, creo q nunca nos pasó nada.
Ese fué nuestro taller por varios meses, en la secundaría. Hasta que llegó de nuevo nuestro querido maistro Menaaaaaaaa, así como le gritaba el maestro de Ajuste Mecánico.
Bien que tengan muy buen fin semana.
Hasta el lunes.
Jorge Avilés Maya.
joravimay@yahoo.com.mx
1 Comments:
Gracias Jorge por tu texto.
El recuerdo del tiempo y de los tiempos es fundamental para entender nuestro presente y añorar nuestro pasado.
Gracias y un abrazo.
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