Ricardo Silva Gen80-83 - En memoria de Alejandro Aura

Estimado Alberto:

Quiero sumarme al esfuerzo comunitario que significa ser doliente ante la pérdida de los amigos. Hace 15 años conocí al maestro Aura, quien era ese tipo de personas de las que irresistiblemente te enganchas, te seduce con su humor, te pone a prueba con su ingenio y sin que lo percibas de inmediato, te da un regalo de vida de envoltura sencilla, cuyo peso específico va aumentando con los años. Trabajé con el maestro por algún tiempo, cuando fue nombrado Director del Instituto de Cultura de la Ciudad de México, en esa época el humor que le caracterizaba a veces se le diluía ante la responsabilidad de un cargo que, más que cultura, exigía colmillo político. Sin embargo, Alejandro Aura se daba a querer, convivía con la gente y se mezclaba con el pueblo, a pesar de no ser afecto a las multitudes. Se fue el maestro, pero queda la obra y a los que lo conocimos en persona o en texto, nos resulta la responsabilidad de difundirla. Quiero concluir este pésame con algo que nos dijo a sus empleados una fría tarde de diciembre en que despedíamos el año y que a muchos, todavía nos juega en el oído: “Que de nuestros deseos se cumplan solo aquellos que podemos sostener, porque a veces pedimos cosas que al cumplirse no podemos, no queremos o no sabemos soportar”.

Hasta siempre maestro Aura.

Ricardo Silva Casto
Generación 80-83
rsilva@grc.com.mx