Ricardo Gallegos - Sobre la maestra Laura Ortega

Alberto, Espero que te encuentres muy bien de salud, preparando el famoso puente Lupe Reyes, y la reunión de la generación. Te envío una reflexión que desde hace tiempo traía en la cabeza sobre la maestra Laura Ortega, aunque no expresa todo lo que hubiera querido decir, pero va:
Hay personas que nos marcan, que dejan en nuestra existencia una huella que lejos de borrase con el tiempo, se acrecienta. Los padres por supuesto, los hermanos, la pareja, amigos cercanos y también de manera importante algunos maestros. En mi caso, una maestra a la que guardo un especial cariño y respeto es la maestra Laura Ortega. No se bien a bien, a treinta y tantos años de distancia qué es lo que tan especial había en la maestra Laura que aún ahora la recuerdo como si estuviera en su clase de matemáticas de segundo o tercero. Desde luego, su forma de impartir la materia, me parece que tenía un compromiso personal que su grupo debería de salir sabiendo matemáticas y ponía lo mejor de sí para cumplirlo. Recuerdo que hasta en lo más banal nos ponía en sintonía con la materia, por ejemplo cuando negaba un cambio de fecha de examen decía " NO… ENE-O… el producto de dos monomios, n y o"
Era una mujer muy guapa, quizá en sus treinta en ese entonces, o tal vez mas joven; cumplía a la perfección una máxima que alguna vez leí de Oscar Wilde :" La única manera de compensar el ir siempre súper bien vestido es ser siempre súper bien educado" Y sí, siempre se veía elegantísima, sutilmente maquillada y peinada sin querer llamar la atención, pero por eso mismo era tan atractiva. Pero no era solamente eso… era ese "charme" difícil de describir, una gran personalidad, un don de gentes excepcional, siempre dispuesta a ayudarnos aún en las cosas mas ajenas a la clase.
Quisiera poder expresarme mejor, dejar al menos en estas líneas que probablemente ella nunca leerá que la maestra Laura Ortega fue mi "maestra inolvidable". Para mí pensar en la quince es automáticamente pensar en la maestra Laura Ortega. Vaya para ella mi gratitud, respeto y admiración.
Un abrazo, Alberto, si voy a México en estas vacaciones