Gisela Rosales A. Gen52-54 - El Escritorio

¡Hola, Alberto!

Es para mí un poco difícil comentarte algo de la época en que pasé por la secundaria 15 porque en esas fechas era yo una niña (de 11 a 14 años) boba e ingenua. Ahora, ¡claro! ya no soy niña, pero lo otro, creo que todavía continúo siéndolo.
En fin, te puedo decir que cuando estuve en la escuela, hace más de 50 años, todavía no estaba terminada y la zona donde hacíamos deportes era de tierra; y cuando alguno de los chicos se caía, pues se lastimaba mucho. También, donde teníamos los talleres de costura o cocina no eran construcciones formales, sino más bien sólo como barracas de tipo temporal (bueno, al menos así me parecían a mí).
Además, no existían todos los comercios y edificios que hay ahora hacia la esquina de la iglesia (por cierto, ¿existe todavía?); eran terrenos baldíos con muchas yerbas y matorrales donde se escondían los chicos que se iban “de pinta”.
No recuerdo muchas anécdotas de lo que hacían mis compañeros; sin embargo, sí se me grabó mucho la ocasión en que movieron todas los
pupitres y pusieron el escritorio del profesor de … no recuerdo la materia en el centro del salón. Cuando él entró, se sorprendió, se deprimió, se comenzó a enojar tanto que cambió de color; no pudo decir nada, dio media vuelta y, más tarde, regresó con la maestra Garfias. ¡Hubieras visto la que se armó! Ella, que era tan estricta, no podía creer que los muchachos hubieran faltado al respeto a un profesor. En aquella época eso no se estilaba.

Bueno, en otro mensaje te cuento alguna otra cosa.

Saludos afectuosos

Gisela