Rodolfo Chirino Morfín Gen83-86 - UNA PASTORELA DE LA SECUNDARIA 15
Es muy gratificante ver cómo ha crecido este espacio y como se enriquece día a día esta comunidad de la secundaria 15 con anécdotas, valores, contactos, proyectos, imágenes, eventos, emociones... es muy agradable, y es como ustedes lo mencionan, mágico.Gracias por facilitar esto. Me sorprenden también mi querida jefa y mi querído hermano Héctor, quien jamás dejará de sorprenderme. Todos ustedes me han motivado a esto, y si no tienes inconveniente, agradeceré mucho que publiques este simple pero querido recuerdo que quiero compartir.
Hasta pronto.
DE PASTORCILLO A DIABLILLO
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Durante los últimos meses del año de 1985 me encontraba cursando el tercer grado en el grupo 33M, en el turno matutino se estaban realizando los ensayos para la acostumbrada y esperada Pastorela de la Secundaria 15, yo tenía cierto interés por participar en ese proyecto ya que en el año anterior me había divertido mucho viendo aquella gran función que los compañeros de último grado representaron en el emblemático auditorio de nuestra Secundaria 15; desde entonces pensé que sería padrísimo estar en el escenario y meterse en personajes que para nada tenían que ver con lo que era uno y, también ¿por qué no?, para salirse de uno mismo.
Para ese 1985 yo ya era de los muchachos de tercero, además en los ensayos de la puesta en escena en turno participaba una compañera que despertaba en mí un especial interés, a mí me hubiera gustado mucho ser el Diablo Mayor para impresionarla, así que armado con bastante valor y no menos cantidad de esfuerzo había logrado que me consideraran como uno de los pastorcitos. En ese entonces la profesora Blanca Rosa Blanqueto Illescas era quien tenía a su cargo la dirección de la puesta en escena, por cierto es a Blanqueto a quien le guardo un gran aprecio y respeto, si bien no fui el mejor alumno en su materia, ella despertó en mí un particular interés por el teatro.
Después de varios ensayos y enroques de personas en los papales, solo faltaba definir quién interpretaría a uno de los diablillos, el cual era aquel que en el guión se le ubicaba como “la Riqueza” (un malvado demonio disfrazado de seductora mujer) que se encargaría de distraer con sus mañas y atributos a los pastores a fin de evitar que ellos llegaran a adorar al Niño Dios.
No sé cómo sucedió pero al final me pusieron a interpretar a ese personaje en la adaptación de una pastorela popular de ese entonces, creo que era “La Pastorela de la Fraternidad” (puedo equivocarme); recuerdo que en ese año en particular nuestra Secundaria 15 participaría en el concurso a nivel nacional de nombre: “Diciembre en la Tradición Popular, confites y canelones”.
Viví gratamente esos momentos de camaradería entre la profesora Blanqueto y los compañeros de los distintos grupos de tercer grado: los aciertos, los errores, las risas, los nervios, los enojos, las palabras de ánimo entre nosotros, las discusiones, hasta las frustraciones y el éxito que experimentamos durante los ensayos y al momento de la puesta en escena.
Quedó muy grabada en mí la función a la cual asistiría una comitiva de jueces a evaluar nuestra pastorela, era la primera presentación formal para todo el equipo, por lo que la ansiedad, el nerviosismo y las prisas se percibían en el ambiente a su máxima expresión detrás del telón. Durante el desarrollo de la obra no olvidaré algunos de los gestos y ademanes que ocasionalmente Blanqueto nos enviaba desde la primera fila a modo de apuntador mudo para corregir nuestro desempeño, lo hacía ella de esa manera ya que estaba senada en la primera fila junto al Sr. Director, Genaro García Becerril; la Sra. Subdirectora, Catalina Montiel López, y la comisión de jueces. Todo transcurría relativamente bien hasta el momento en el cual los pastores se van en grupo sobre “la Riqueza”, la tiran al suelo para despojar al personaje de su disfraz de mujer dejando al descubierto al malvado demonio colorado, con cuernos, cola y cara de malo; yo esperaba la reacción de asombro del público cuando vieran incorporarme como un terrible demonio… El asombrado fui yo al escuchar gritos y carcajadas, ya que al sentarme no me había dado cuenta de que los pastorcitos no pudieron quitarme el brassiere. Mi primera reacción fue ver las caras de la Subdirectora y del Director quienes reflejaban gestos entre enfado y vergüenza, la Subdirectora lentamente cerró sus ojos apretándolos un poco, Blanqueto también los cerró pero le comenzaba a ganar la risa, al ver por último las caras de los jueces descansé un poco al ver que soltaban carcajadas. ¡¡¡En un rápido segundo esfuerzo los pastores me recostaron nuevamente para finalmente quitar la problemática prenda, sacando valor no sé de dónde continué con el guión!!! El problema ahora era que el diablo en vez de usar su clásica voz grave y cavernosa continuó hablando como mujer hasta la conclusión de su acto.
Esos momentos pueden durar unos segundos pero para mí fueron angustiantes, vergonzosos y eternos, al final de la pastorela no tenía ganas de salir a recibir el aplauso final, y me juraba a mi mismo que jamás volvería a practicar la actuación, sin embargo cambié de opinión al momento que se abre el telón y sales a recibir la ovación del público asistente, se te enchina la piel, sientes hasta la médula la buena vibra que te transmite el aplauso de un público satisfecho, y te queda claro que no lo hiciste del todo mal, se siente que hay una gran labor de equipo que pudo alcanzar el objetivo de hacerles pasar a tus compañeros, maestros y familiares un momento divertido y agradable.
Después… si hubo críticas, pero el saldo para un servidor fue por mucho positivo: nuestra Secundaria 15 ganó una honrosa mención honorífica considerando que se compitió contra pastorelas con carácter profesional y mayores recursos, aprendí lo importante que es la labor de equipo, lo motivante que es participar en un concurso representando a una gran institución, conseguí mayor reconocimiento de compañeros, amigos, familiares, maestros y en especial obtuve la atención de una chica muy especial, que en ese momento de mi vida me gustaba muchísimo y por la que me embarqué en esa experiencia.
Gracias Secundaria 15, maestros y compañeros.
P.D.: Si ese auditorio hablara…
Rodolfo Chirino Morfín.
Gen.: 83-86 (13M, 23M, 33M)
rodolfo.chirino.m@live.com.mx
3 Comments:
¡Genial Rodolfo!
Fuera de todo protocolo, ¡bienvenido al club de los escritorzazos de la S15!
Gratísimo encontrarse con este relato.
Qué bien escribes y gracias por decidirte a hacerlo.
Cuando dices que “Todos ustedes me han motivado a esto” nos esponjamos como guajolotes (bueno, en estos días no es seguro ser guajolote…).
Me encantó también lo que mencionas: la buena vibra (y lo blanco del relato).
Enhorabuena.
Un abrazo.
He leido todas la publicaciones en este blogg y pocas veces me han movido el tapete como los has hecho tu, yo vivi la misma experiencia de una pastorela y son recuerdos que me habre de llevar haste el ultimo de mis dias, te felicito por esa descripcion tan fluida que nos haces por un momento me llevaste al viejo auditorio.
Erick Argueta
Rodolfo,
Una vez tuviste la amabilidad de distinguir mis textos, y ahora que leo uno tuyo, me siento el doble de honrado y distinguido. ¡Excelente historia!
Recibe un abrazo
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