Aniversarios
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lunes, agosto 14, 2006
Alberto, En mi ultimo correo te dije que después te contaría sobre mi castigo sin recreo el dia que fue Raúl Velasco a la secundaria, y aunque en general mis tres años en la quince fueron para mi "los años maravillosos" guardo algunos recuerdos no tan gratos, como lo que sucedió ese dia. Ten en cuenta que a la distancia de casi cuarenta años puedo no ser tan preciso en los detalles, pero la historia es esta:Estábamos en clase de Geografía con un maestro -como diría Cervantes- de cuyo nombre no quiero acordarme. Como a mitad de la clase mi amigo tiro un papel a la basura y el maestro le dice. Joven, donde se pone la basura? (en ese tiempo estaba de moda el estribillo aquel de "ponga la basura en su lugar...") Alejandro le contesta: En su lugar. Bien, dice el maestro pues ponga la basura en su lugar. Alejandro va a la esquina del salón junto a la puerta donde estaba el bote de basura, tira el papel y regresa a su lugar, pero el maestro le dice: " Dije que la basura va en su lugar, así que ahí se queda". Entonces me puse de pie y le dije al maestro que no tratara a Alejandro como basura. El maestro me miro, y me hace la misma pregunta, obteniendo de mi parte la misma respuesta y yo a mi vez la misma orden. Dudo entre rebelarme y someterme, y en el tiempo en que dudo el maestro me amenaza con reprobarme si no obedezco. Cuando me coloco junto al bote de basura el maestro me dice " Dije que en su lugar" y me pide que me coloque dentro del bote. Nuevamente dudo, el maestro toma la lista, busca mi nombre y entonces al ver que cumpliría su amenaza de reprobarme, obedezco. No me cupo mas que un pie, así que el ridículo era peor. El momento fue muy tenso pues creo que el grupo comprendió que el maestro se estaba excediendo, salvo dos o tres que cínicamente celebraban con risas y burlas la "ocurrencia" del maestro. Uno de los momentos mas humillantes de mi vida!!. Para mi corta edad pienso que seria el mas humillante. El maestro le ordena a Alejandro que regrese a su lugar, pero el se queda, le ponen falta y amenazan con reporte, pero Alejandro no se va. Los pocos minutos restantes de la clase transcurren con gran tensión , y al final el maestro manda llamar a Irma la prefecta para indicarle que me quedaría sin recreo. Aunque el castigo solo fue para mi, Alejandro se queda a acompañarme. Por eso no estuve en el reportaje de Raúl Velasco, pero treinta y tantos años después pienso que una de las primeras nociones de solidaridad y amistad verdadera las adquirí ese día, así como de la insignificancia de aquellos que son capaces de burlarse de la crueldad e injusticia infringida a los demás, pero sobre todo creo que esta historia me marco tanto que decidí cuando me llego el momento de ser maestro y padre, nunca comportarme de esa manera con un alumno o hijo. Nunca me atreví a contarle a mi papa, pues intuía que al tratar de arreglar las cosas o pedir una satisfacción, las empeorara y entonces si me reprobaran. Bien, pues esa es la razón por la que no estuve en el reportaje el día que Raúl Velasco fue a la quince. Muchos saludos. Ricardo
3 Comments:
¡Uf! Nos dejas pensando mi Richard.
Gracias por tener el valor de compartirlo. (Te das cuenta que si no es con nosotros... ¿entonces con quien?). Un abrazo.
Efectivamente querido Alberto, es una historia que no habia compartido con nadie.
Un abrazo a todos.
Todos tenemos una...
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