Gisela describe el entorno de aquellos tiempos.

¡Hola, Alberto!
Confío en que te encuentres bien de salud. Te agradezco que
me hayas pasado las direcciones electrónicas de mis
compañeros de generación. Ya les estoy escribiendo.

También, quiero transmitirte algunos otros recuerdos que tengo
de la secundaria.

Hay que tener en cuenta que estoy hablando de las situaciones
de hace 50 años; el pasaje de los camiones costaba 20 centavos,
¿podrán creerlo? Más adelante, crearon los camiones de primera
y segunda. Los de primera eran los que tenían los asientos como
los autobuses foráneos actuales. Éstos costaban 50 centavos y
los de segunda creo que 30 (ya no recuerdo bien).

Algunos compañeros y yo tomábamos el mismo camión de manera
que nos acompañábamos una parte del viaje; como es natural, se
formaron grupos de compañeros que éramos afines, por edades,
porque vivíamos cerca unos de otros, porque nuestras familias se
conocían, etc. Sin embargo, también había relación de amistad
con compañeros de años diferentes al propio porque coincidíamos
en el camión o éramos vecinos.

Cuando entré a la secundaria yo tenía 11 años y no me llamaba
la atención aquello de “los muchachos”; pero, qué tal mis compañeras
que tenían algunos años más que yo. Sobre todo porque enfrente
de la escuela estaba el Colegio Militar y ellas se entusiasmaban
al verlos en sus trajes de gala marchando o haciendo ejercicios.
¡Imagínate! Jóvenes estudiosos, con una disciplina extraordinaria,
gallardos, apuestos… bueno, para que digo más.

Ojala los jóvenes que lean esto puedan imaginar ese ambiente
tranquilo, de trabajo y estudio, que existía en la secundaria. Todo
esto debido a las reglas estrictas de los directores y la maestra
Garfias.

Aquí lo voy a dejar por ahora.

Saludos afectuosos

Gisela