La quince.

Un relato excepcional de Víctor Sánchez Muñoz


Hoy llegó a mi mente un proyecto que quiero iniciar, y tiene que ver en cierto modo con la “15”, entonces voy a google, busco “ex – alumnos secundaria 15” y encuentro la página http://www.mastache.com/, navego y doy el salto en la recta numérica del tiempo y me encuentro en el patio de la escuela, rodeado de los edificios que hacen escuadra con la dirección y los talleres. Veo mi taller, el de electrónica, también el de cocina, el de estructuras metálicas, el de mecánica automotriz y el de electricidad. Veo el piso irregular del patio, la textura y los montículos que se hicieron a lo largo del tiempo junto a un árbol que está cerca de una de las canchas de básquet. A mi espalda tengo la cancha de frontón donde se hacía la reta para jugar por dinero y en la que jugaban sólo los de tercero. La casa de don “Chucho” o del señor “Wenses” no sé. ¡Ése don Chucho, señor espigado y flaco que usaba tirantes y sombrero! con su mal carácter y sus insultos de groserías a nosotros. -Y que en el bajo mundo era el proveedor oficial de las pelotas de esponja para jugar frontón.- No sé por qué pero el cielo es mas bonito, más azul. El aire también tiene algo diferente.

Ahora regreso a mi lap y me pregunto por qué mi centro emocional pudo reproducir ésta sensación tan grata.

-Reflexiono un poco y otra vez vuelvo a la escuela.-

Veo a Pizarro con su portafolios sansonite negro sin cerraduras, que gracias al diseño de su asa se puede cerrar. ¡Y claro!, su sombrilla negra automática que cuando se activa sale al cielo el paraguas abierto y él se queda con la otra parte en la mano. Veo a todos peinados de “raya en medio” porque es la moda que te hace ver mas grande. Saludo a Pizarro con el mismo gusto que lo hago siempre, haciendo un sonido que “truena” cuando chocan las palmas de las manos que previamente adquirieron una forma cóncava y que pareciera que en vez de saludo puede ser una bofetada, porque el saludo se hace a la altura de la cara. Intercambiamos comentarios sin sentido para reírnos o tal vez para agredir a Tania.

Enseguida voy con Adriana y la saludo, es mi novia. Y percibo de nuevo las mariposas en el estómago porque la beso. Y trato de ser agradable y no decir groserías frente a ella. Adriana es la más bonita del salón. Me gusta mucho. Cuando salimos de la escuela la acompaño a su casa y en la tarde regreso a verla un rato, me llevo la bicicleta de mi hermano que también va en la 15 en el vespertino. Otra vez las mariposas en el estómago porque toco el timbre y la espero afuera de su casa. -Estoy enamorado de Adriana y sé que va a ser por mucho tiempo.-

Regreso de ver a mi novia y para entonces llega Enrique de la escuela, mi mamá nos hace de cenar una torta de frijoles “chinitos” bien calientita y junto con mi papá cenamos los cuatro, a veces viendo una telenovela de Lucía Méndez o el “auto increíble”, platicando de lo que nos pasó en ése día.

Y de nuevo con mi lap, ahora sé que ésa etapa me marcó, porque en la “15” conocí a la mujer que amo, mi esposa. Conocí a Pizarro que no es mi amigo, es como otro hermano. Pasé muchos de los mejores momentos platicando con mi mamá, mi papá y mi hermano Enrique.

Creo que por eso para mí significa tanto mi escuela, la quince.

Victor Sánchez Muñoz
Generación 83-86 TM Gpo12,22,32