Erick Argueta Generacion 83-86 - El regreso a clases
Hoy mis hijos estan por empezar un nuevo curso escolar, veo sus rostros llenos de emocion, en este caso ellos vienen de otra ciudad por lo que todo sera nuevo para ellos, nueva escuela, nuevos maestros, nuevos compañeros y hasta nuevos uniformes.
Esa escena ya la vivi, esa pelicula nuevamente pasa ante mis ojos pero ahora actuada por ellos. Yo naci en Monterrey y mi niñez transcurrio en varias ciudades y paises, a los 5 años me llevaron a vivir a Costa Rica, a los 7 vivimos en El Salvador, a los 8 vivimos en la ciudad de mexico, a los 10 en Guatemala y a los 11 nuevamente en Monterrey, casi al cumplir los doce llegamos a Tacubita la bella nuevamente en la Cd. De Mexico y jamas me movi de nuevo. Este tipo de vida como Gitano errante se debio a que mi papa en busca de su desarrollo profesional trabajo para importantes empresas textiles en todas estas ciudades y paises y mi mama y nosotros sus hijos lo seguimos a todos lados hasta que finalmente nos establecimos en Chilangolandia.
En mi caso paso algo parecido y en mi afan de buscar un mejor lugar y modo de vida decidi probar suerte en la frontera norte del pais de alli que mis hijos tendran que hacer este cambio en su vida, por mi parte les he prometido que sera el unico cambio que hacemos ya que no quiero que ellos pasen por lo que tuve que pasar yo en lo que se refiere a la estabilidad escolar. Comence estas lineas con la imagen de un nuevo curso y es que me viene a la memoria mi primer dia de clases en la Secundaria 15, ya en alguna ocasión habia escrito respecto a este tema pero pensandolo bien se me pudieron haber pasado algunos detalles, tales como el recorrido por la ribera de San Cosme para comprar mi flamante Sweater verde y mi impecable pantalón principe de Gales, recuerdo que mi mama me llevaba como a eso de las 4 de la tarde para probarme y comprar mi uniforme no sin antes dar una revisada al del año anterior, ver si mi camisa aun estaba en buenas condiciones, revisar si mi pantalón aun podia aceptar un parche mas en las rodillas porque como alguna vez les conte yo era fanatico de jugar tochito y frontón y las caidas estaban a la orden del dia de alli que mi pantalos tuviera mas parches que una llanta de trailero, generalmente siempre me compraba dos o tres pantalones, el gusto de traerlos sin parchar le duraba mas o menos una semana porque de inmediato empezaba yo a hacer de las mias, ibamos a la casa de uniformes y alli comprabamos el sweater, los pantalones. El escudo no recuerdo si lo comprabamos alli o en la escuela la verdad no recuerdo, las camisas no las compraban alli porque soy alergico al poliéster y a mi me gustaba usar las de la marca del cocodrilo aunque costaban muy caras era un gustito que me daba mi mama y me complacia, luego ibamos por los zapatos, recuerdo que usaba de la marca Flexy ya que eran muy comodos e ideales para jugar y no resbalarme en el patio, después de una cansada tarde de compras llegabamos de noche a la casa y empezaba otro ritual que era el arreglar mi pantalón, no se ustedes pero a mi jamas me gusto usar pantalones acampanados, asi es que mi mama debia de arreglarme los pantalones, pero habia un problema ya que en la 15 los pantalones entubados estaban prohibidos, asi es que mi mama y su maquina de coser debian de hacer maravillas, primero les hacia unas pinzas, después les metia unos centímetros en la entrepierna y les hacia valenciana, el problema siempre era que mi mama los arreglaba como a ella le gustaban y no siempre coincidiamos. Aun puedo percibir en mi memoria el olor a tela nueva mientras me probaba mi uniforme, aun puedo escuchar el ruido de su maquina de coser, era una facilita de Singer que aun anda por alli, el ruido de sus tijeras y la paciencia para estar midiendo, probando y ajustando mis pantalones, solo una madre puede tener la paciencia para hacer todo lo que describo, quiza le podian dar las dos de la mañana pero ella estaba alli pegada a su maquina y no paraba hasta ver concluida su obra.
Y asi era cada año desde que iba en la primaria hasta que sali de la secundaria
Recuerdos como ese marcaron mi vida, marcaron la manera en que yo soy con mis hijos y la manera de ver su mundo, yo al igual que mi madre trato de meterme en su entorno, mi hijo adolescente hoy dia anda con sus peinados raros, yo se que el quisiera hacer mas cosas con su persona pero al igual que a mi me pusieron limites el tambien debe saber que hay cosas que no son permitidas, si por el fuera estaria tatuado hasta las orejas y con la greña arrastrando hasta el suelo, hoy doy gracias a la vida por haber puesto en mi camino a profesores, prefectos y a mis padres que supieron poner un hasta aquí cuando las tendencias de la moda de mi epoca eran hacerse una perforación en la oreja o tatuarse algo en el pecho y dejarse los pelos como Michael Jackson (QEPD). De no ser por ellos quien sabe que facha tendria el dia de hoy, de no haber sido porque El Chori siempre andaba tras de nosotros quiza hoy hasta me podria hacer trenzas en el cabello.
Hoy nuevamente al comprar el uniforme de mis hijos y al percibir ese olor a tela nueva vienen a mi mente este y muchos mas recuerdo con los que podria escribir un libro entero.
Erick
erick1970@yahoo.com
4 Comments:
Gracias Erick.
Eso mismo me pasa pero un poco disminuido, con mi nieto.
Seguro es porque la distancia generacional va agregando algunos elementos y quitando otros.
Los usos y costumbres van cambiando y nos deja la sensación de que nuestro pasado empieza a tener unas tonalidades más débiles.
Un abrazo.
Asi es Alberto, las brecha que me separa con mi hijo son 21 años, en verdad que parece que fue ayer que pise un salon de clases, tengo la fortuna de que aun me siento lo suficientemente joven como para coincidir en algunos gustos con ellos.
Un abrazo a la comunidad 15
Erick
Tal Erick, no cabe duda que esos pequeños detalles de la vida, como el de la compra de uniformes escolares, están siempre presentes y nos dejan un sentir muy especial, como dices, primero eres el protagonista y luego pasas a otro plano, ya haciendo las compras a tus hijos.
En lo particular puedo recordar que la compra de uniforme como de útiles escolares, para mi era una especie de día de reyes, no precisamente un festejo, pero si existía cierto regocijo en ir a hacer las compras, como bien lo narras, la ilusión de estrenar, cada año escolar también como que te renovaba el espíritu. Era no solo el comienzo de un año escolar, sino una nueva oportunidad para reinventarte, para alcanzar esas metas que talvez quedaron pendientes.
Te agradezco Erick porque tu padrísimo relato a mi también me devolvío añoranzas que andaban por ahí perdidas, no siendo necesario llamar a locatel para volver a encontralas.
Un Abrazo.
Siempre quince
Héctor Salgado Corona
Hola querido Erick,me alegra encontrar algo escrito nuevamente por mi redactor favorito,sabes, aqui en los United States no llevan uniforme y los padres nos perdemos de todo ese ir y venir sin embargo,tenemos que comprarles ropita a los chavos pues ellos visten cada dia diferente.Yo recuerdo las maniobras que tenia que hacer mi pobre madre para el inicio del ciclo escolar imagínate siendo ella madre soltera y madre de 3 le costaba abastecernos pero,siempre teniamos alguna prima que reciclaba los uniformes y nosotros los re-usábamos.Te mando un gran abrazo y besos.
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