Hola Alberto. Parece que en estos días fue tu cumpleaños, así que por favor recibe aunque un poco atrasadas mis felicitaciones y un fuerte abrazo.En Julio que fui a México tuve el gusto de conocerte, después del desayuno fui con mi amigo Miguel Angel Nieto a buscar a una de mis mejores amigas no solo de la secundaria, sino alguien que a pesar de los anos y la distancia recordamos con mucho cariño. Ella se llama Silvia Lopez Sanchez. La hicimos literalmente de detectives, buscando por los domicilios que conocíamos o creíamos recordar, hasta que en alguna parte nos dieron razón de ella. El caso es que hace poco volvió a hablar con ella por teléfono y como suele suceder los recuerdos se agolpan, nos gana la nostalgia y a la vez la alegría de volver a platicar como si estuviéramos aun en aquellos años. Hay muchos recuerdos que tengo de ella, pero recordé una vez que estábamos formados, hombres del 35 en medio de las mujeres del 35 y las del 36 y casualmente me toco formarme entre Silvia y quien fue mi amor platónico de casi los tres años de la secundaria, Leti. Creo que toda la escuela sabia que a pesar de lo mucho que me gustaba nunca me atreví ni a hablarle, pero esa vez Silvia me dice "Ricardo, si abrazas a Leticia te doy todo el dinero que traigo en la bolsa" La apuesta me pareció convincente y por demás ventajosa para mi, así que me arme de valor y en plena formación pase mi brazo por la cintura. De inmediato "Suéltame Gallegos" y yo aferrado, y como no podía gritar porque todos los prefectos nomás andaban cazando indisciplinados, comenzó a encajarme las uñas en la mano, hasta que me saco sangre, y yo sin soltarla hasta que nos dieron la orden de avanzar. Así fue como gané la apuesta, que al final de cuentas resulto ser como de un peso treinta centavos si no me equivoco, mismos que tuve que devolverle a la salida para pagar el tranvía. Hay otros muchos recuerdos que me trae Silvia Lopez, pero por el momento me acorde de ese.
Un abrazoRicardo
ricardogallegoso@gmail.com
1 Comments:
Ricardo, gracias por tus felicitaciones.
Tu relato me reconforta porque veo que no fui el único que nunca se atrevió...
Saludos.
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